jueves, 3 de noviembre de 2011

2012

EL MITICO AÑO 2012

Por definición, la profecía resulta un don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina hechos que resultan distantes en el tiempo. Si bien la palabra “profecía”, deriva de profetua, término griego que significa “predecir”, una notable diferencia se establece entre dichos concepto. La predicción es mas bien una aptitud, capas de ser realizada por cualquier persona; empero, solo los profetas profetizan, y a través de una virtud divina.

Cuando los sacerdotes mayas crearon hace milenios su propia cuenta del tiempo, hablaban del fin de los tiempos se produciría en el año 2012. Y si analizamos en la actualidad, encontrándonos a 6 años de dicho intervalo de tiempo, podemos ya asegurar que gran percepción acusaron tener, ya que el presente es un momento de convergencia extraordinaria. Sin duda, al punto que un cambio en el libreto en la forma de percibir y tratar al mundo, se vuelve más que nunca, necesario. Y que mejor que el campo profético diseñado por una de las civilizaciones más admirables de la historia humana, para darnos una imperdible alternativa de reflexión.

Sin embargo, hay algo innegable en torno a quien quiera adentrarse en el mundo de las profecías: el hecho de tener que abordarlas sin obsesiones, con la mayor objetividad que podamos, y entendiendo que después de todo, teniendo la predisposición de combatir tanto la rigidez mental, como lo establecido como inamovible, somos aun participes casi directos en lo venidero. Asimismo, tomándola siempre como una realidad no estrenada, pero posible.

A esta altura, resulta demasiado latente una pregunta existencial: ¿Cómo es posible que profetizaran los hechos que sucederían a miles de años de su apogeo, y ubicados en este lapso de tiempo, nos demos cuenta de que al fin y al cabo, de no darse en el 2012 el cambio definitivo, se dará en momentos colaterales no muy dispersos? La respuesta no es simple, y quizás, no tenga explicación. Pero todo posee y brinda una base de hipótesis donde uno puede guiarse. Un ejemplo muy sencillo, explicaría el funcionamiento del vaticinio circular. Si un ser de otro planeta visitase la tierra, vería que luego de determinadas horas de luz, le sigue un lapso casi igual de oscuridad. Al notar que conforme a esa manifestación, la pauta se da siempre de la misma manera, es altamente posible que predijera los momentos antecesores al amanecer y atardecer. De alguna manera, más o menos similar, los mayas vaticinaron con un mecanismo similar los hechos que volverían a acontecer, pero con la diferencia de que utilizaron para tal objetivo medidas de tiempo gigantes, medidas en miles de años. Resulta asimismo apodíctico aducir que para tal “viaje al futuro”, es necesario un grado de compresión del tiempo muy profundo y abarcativo, únicamente al alcance de conciencias muy evolucionadas.

Aunque mi posición meramente investigativa en torno a los fenómenos paranormales y las ciencias, siempre fue abierta a todas las posibilidades y probabilidades que el destino puede plantearnos, y que tengo de amiga a una persona que cree fervientemente en este campo, y me ha trasmitido en parte su percepción, admito que el campo de la profecía como anticipativo exacto de un acontecimiento a futuro, nunca me fue de sumo interés. No porque ignore trayectorias y análisis del mismo, sino mas bien porque las considero algo mucho mas importante y sorprendente que el hecho de tomarla como mas bien un “ultimátum”, del cual ni siquiera a costas de nuestra voluntad, escaparíamos. Creo que la profecía es ni más ni menos que una advertencia de peligros que, dados desde el pasado, y en torno a una época determinada, nos permite poder evolucionar, y sumirnos en preguntas. Y con eso logra algo mágico, ya que si dicho vaticinio adquiere la importancia de ser tomado en cuenta, y luego de eso, quien, encontrándose en la época previa a lo que “sucederá” (en este caso, a años del mítico 2012), logra cambia el rumbo de los hechos, conseguirá terminar ese objetivo. Es por esto que resulta útil tomar a esta anticipación como enlace para abrir nuestra conciencia, no para inmovilizarnos torpemente.

En síntesis, lo que logro pensando de esta manera, es darme cuenta antes de que venga el año 2012, que esta cultura excepcional, duplico su objetivo. Conseguir con su extraordinaria percepción, vaticinar en el tiempo un momento conflictivo para la humanidad, y luego, a costas de lograr sorprender con el transcurso de los años con sus templos y exactos cálculos de distancias, trayectorias y ubicaciones estelares, hacer que la civilización que deberá vivir esos momentos previos, expanda su conciencia, y logre evadir un mal designio. Eso si, somos un eslabón definitivo en dicha “conexión”. Debemos de hacer de una vez por todas, que el mundo se una, y que las catástrofes, sean cada vez menos frecuentes.
Algo resulta curioso en todo esto. Los que invadieron aquella cultura, y destruyeron tantos manuscritos que serian de vital importancia, representarían en estos momentos a todos los que hacen de la guerra y la contaminación, una realidad cotidiana de estos días. Los mayas en si, son la palabra de los tiempos que prometió dar batalla con sus conocimientos, no respondiendo a las ineptitudes de los que los atacaron sin sentido, y haciéndose sentir por miles de años sin cesar. Y todos lo que queremos un mundo en paz, somos los que le debemos de dar la victoria a quien por merecimiento y sabiduría, hace miles de años la merece: al imperio MAYA. Solo el avenimiento del tiempo tiene la última palabra. Mientras tanto no nos dediquemos meramente a ser espectadores de lujo: aun se puede cambiar las cosas.
Y que quede claro algo. Esta cultura no desapareció nunca: aun esta dentro de nosotros…












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